Cap 1

Todo empezo una noche en la que estaba yo manejando, enojada, como de costumbre, hacia mi nuevo rumbo, que en realidad, no era mas que un viejo rumbo del que pensé q me había escapado, tiempo atrás, pero no, seguía siendo la misma de antes, había roto mi promesa de cambiar una vez más, que más quedaba, porque seguir fingiendo q no era la misma de antes, que era mejor,  entre más pensaba y mas me enojaba, más pisaba el acelerador, cuando oí justo lo que uno nunca quiere oír cuando va a 120km/h en una calle de 60km/h, la sirena del policía, me tuve q detener, sabia que esto me iba a costar al menos 400 pesos, los traía pero no estaba dispuesta a dárselos a ese hombre conformista y corrupto del sistema, Fernández, eso era todo lo que decía su uniforme, con su apellido bordado debajo de la placa, mientras yo lo miraba detenidamente, el me insinúo la mordida, yo le pregunte si era corrupto? El me respondió que no, que yo había entendido mal, seguramente temió que esto fuera un operativo anticorrupción o algo así, pobre iluso, esos operativos no existen, hasta donde se, el me explico el costo de mi multa, me di cuenta de que la multa seria mucho mas de lo que seria la mordida, pero ahora el nunca aceptaría dinero de mi, ya que creía que yo estaba haciendo algún tipo de investigación, el conformista de Fernández me miraba como intentando entender algo, como un niño confundido al descubrir a su mamá muerta en la cama, el estaba tan distraído y asombrado con mi actitud que no se dio cuenta de mis pupilas dilatadas y que mi actitud desafiante no era mas que un efecto de las drogas que accidentalmente consumí, por  cortesía de un seudo amigo que solo quería alegrarme la noche o al menos eso fue lo que dijo para justificar su acción. 

El policía le dio la multa, sonrío y se fue pero mientras manejaba solo veía las luces de los choches como en cámara lenta, y pensando una y otra vez, en lo que había ocurrido esa noche, en él, en ella, en el nosotros utópico y totalmente irracional  que la traía entre la euforia a la decepción, el era todo lo que ella haba deseado desde que tenia memoria y ella le daba todo, esperando nada, como de costumbre en ese tipo de relaciones, en las cuales ella se conforma con lo que el le quiere dar, a pesar de ser inteligente en otros aspectos de su vida y de tener todo lo que cualquier persona quisiera tener, coche, viajes, casa, yate, las mejores fiestas los mejores restaurantes y todo para que, para que llegue un imbécil a manipularla y quitarle todo con solo un simple te quiero y una promesa que nunca se vera realizada.

Es como si todo lo que ella fuera, no valiera nada, alado de el, de sus aventuras de hombre pobre, hablando de sus viajes a Chiapas y Oaxaca, de las tribus y las comunidades, de un mundo que para ella era tan desconocido como distante, de cosas que ella ni siquiera se imaginaba, era como una pequeña niña impresionable y a el, a el los viajes de ella a Europa y las Islas Holandesas no le causaban mayor asombro ni interés

La autopista a su destino, parecía eterna, las luces de los coches la hipnotizaban, estuvo a punto de chocar un par de veces hasta que decidió que era muy difícil manejar en ese estado, paro en una gasolinera a fumarse un cigarro y ver su vida pasar en un vaivén de recuerdos y como los efectos de los alucinógenos disminuían, para sentirse mas segura de manejar, en cualquier otro momento habría manejado sin problemas, pero ella ya tenia veintidós años y desde que era pequeña había tenido el presentimiento de que moriría a los 23 y no quería jugar con su suerte, al menos no esta noche.